El protagonista de nuestro Classic Monday de hoy es un interesante y característico sofá del neoclásico Emilian.
Ya en otras ocasiones hemos presentado muebles caracterizados por una cierta mezcla de estilos, en los que es el detalle cronológicamente más avanzado que permite la datación exacta de muebles antiguos. En este caso se trata de un sofá que destaca por ser una curiosa transición entre el barroco antiguo y el posterior neoclasicismo emiliano.
Las patas son onduladas y terminan en pies rizados, así como la talla de rocaille se presenta en la banda superior y también se propone sobre la cimasina de los medallones que componen el respaldo, son una expresión del antiguo gusto del barroco.
Pero hay otras pistas que nos permiten adelantar la fecha de realización de este particular sofá emiliano. La subdivisión del respaldo, ya no única sino medallones, es de hecho una primera indicación de la influencia neoclásica, que se estaba estableciendo en la segunda mitad del siglo XVIII.
Así como, típicamente neoclásico, es el nudo del amor, el lazo estilo cinta tan apreciado por esta corriente estilística. En nuestro sofá se encuentra curiosamente junto a la rocaille, en la banda inferior.
Absolutamente característicos de los muebles en cuestión, sin embargo, son las grotescas máscaras talladas en nogal. Se colocan entre un medallón y el otro del respaldo, para decorar las bandas de unión, pero también en los zócalos de los reposabrazos.
Aquí en particular se representan con fisonomías, precisamente, grotescas; La nariz pronunciada, los labios que sobresalen y los pómulos marcados que crean caras absolutamente curiosas. Además, la tradición de las máscaras grotescas estaba bien arraigada en la tradición histórico-artística, muy presentada en las pinturas murales de los palacios, en pinturas o esculturas. Función decorativa de rostros que, por su fuerte caracterización, generaban curiosidad y cierto encanto misterioso que aún despierta cierto interés.