Décima cita con el Classic Monday dedicado a la mesa de pared.

Comúnmente conocida con el término francés «consola», debido al gran desarrollo y dominio que Francia tuvo en las artes decorativas desde el siglo XVIII en adelante, este tipo de mobiliario, también llamado mesa parietal o mesa de pared, es un componente de decoración que nació durante el Renacimiento y se desarrolló principalmente en el Siglo XVII.

Se trata principalmente de un mueble de exhibición: de hecho, en tiempos más antiguos, cumplía la función de soporte para alacenas de madera tallada, objetos de escena colocados en vitrinas o, como se describe en los inventarios de los palacios reales piamonteses del siglo XVII y documentado en numerosos cuadros, eran mesas cubiertas con alfombras preciosas sobre las que se colocaban objetos de plata, porcelanas y vidrios elaborados.

Fue principalmente en la época barroca cuando la mesa comenzó a tener una función decorativa.

Así, siguiendo los dictados berninianos del barroco romano, se colocaron verdaderas esculturas como tritones, esclavos turcos, quimeras y putti para sostener magníficas mesas de mármol antiguo.
Las galerías y pasillos de los palacios se enriquecieron con una pasarela de mesas de exhibición coronadas por cuadros o espejos en elaborados marcos, que adoptaron formas y movimientos dictados por los estilos que se sucedieron a lo largo de los siglos.

De los inventarios se descubre que los costos de estos muebles eran principalmente dictados por las hojas de oro para el dorado, las valiosas placas de espejo y los ricos mármoles. Es por eso que en las habitaciones de servicio o en los palacios de campo se prefería un mobiliario con muebles más económicos, no necesariamente menos bellos, pero a menudo el nogal dominaba, y en Italia continuará por mucho tiempo el persistir de un mobiliario sencillo aún vinculado al gusto renacentista, especialmente en mesas, despensas y armarios. Por eso, tradicionalmente, los anticuarios del siglo pasado a menudo databan estos muebles en épocas mucho más antiguas de lo que realmente correspondía a su fabricación: el estudio de los archivos de palacios y sacristías ha permitido aprender cómo estos muebles siguieron encontrando mercado y realización hasta al menos el primer cuarto del siglo XVIII.

Una clara demostración de ello es la consola objeto de nuestro análisis.

Fechada a principios del siglo XVIII, está caracterizada por un plano moldeado sin marco y sostenido por patas en forma de lira.

El modelo de referencia es el de las llamadas mesas a «fratina» o a «lira», cuyos soportes y travesaños están hechos de simples tablas de madera moldeada y natural, sin pintar.

A pesar del gusto más rústico de esta consola en comparación con las más elaboradas de influencia barroca, el tallado de las «baccelliere» bajo la franja y las liras que unen las patas es muy preciso y cuidado, demostrando la búsqueda de un componente decorativo de claro gusto tardorrenacentista, donde la armonía arquitectónica de la forma y su diseño son respetados, creando un objeto de estética elegante y refinada, convirtiéndolo en una pieza de mobiliario aún hoy altamente buscada.