El último Neoclasicismo Lombardo
Un salón bresciano de la primera mitad del siglo XIX
El último neoclasicismo lombardo: influencias de Domenico Moglia, los trabajos de Vantini con la colaboración de Foresti en la ciudad de Brescia
En el marco de la edición anual de Antiquaria Solidale tenemos el placer de presentar un mueble de salón de mediados del siglo XIX proveniente de un palacio bresciano.
Se trata de una consola con espejo enfrentada por un fondo similar, un sofá, dos sillones y una mesa redonda con seis sillas. El mobiliario está lacado en marfil con abundantes partes talladas y doradas, mientras que las superficies son de mármol blanco.
Los motivos principales propuestos son las hojas de acanto que envuelven los respaldos de los asientos, el respaldo del sofá en forma de barca y los marcos de los espejos; también las hojas de acanto visten, como si fueran zapatitos, las patas de los asientos.
El antemio es otro motivo vegetal recurrente en el tallado que se encuentra en la parte trasera de las patas de las mesas y, sobre todo, en los descansabrazos de los sillones que se mueven hábilmente hasta apoyarse en el asiento con una corola abierta.
También son de gran atractivo las patas talladas de la mesa y la consola, movidas y conectadas a la superficie con una máscara en las primeras y con protomás leonescas en las segundas, y descansando sobre las bases con una pata feroz calzada con hoja de acanto.
Las formas alternan la severidad y compostura de un gusto neoclásico tardío con la sinuosa elegancia de los detalles rococó evidentes en los asientos.
Un breve viaje histórico por los hechos que definen y crean el gusto y el estilo neoclásico lombardo nos permitirá un análisis más profundo y detallado de este salón.
Cuando la corte austriaca decida ceder el Gobierno de Milán al archiduque Fernando (Schonbrunn 1754 – Viena 1806), él encomendará la renovación del Palacio Arzobispal (1773) y la construcción de la Villa Real de Monza (1777) a la dirección de Giuseppe Piermarini (Foligno 1734 – 1808).
El gran arquitecto será acompañado por Giocondo Albertolli (Bedano 1742 – Milán 1839) para la decoración de los palacios, y entre los dos surgirá una gran estima y confianza mutua.
Albertolli se forma en la academia de Parma con el ilustre maestro Petitot (Lión 1727 – Marore 1801); después de trabajar y adquirir experiencia en Florencia, el Gran Duque Leopoldo II lo envía a Milán a la corte de su hermano Fernando.
En 1776 se convierte en director de la cátedra de ornato en la recién fundada Academia de Brera. Desde ese momento, inventa un gusto neoclásico que pone una gran atención en el Renacimiento Italiano. Así, en las sapientes composiciones de los techos del Palacio Arzobispal de Milán, por ejemplo, inserta entre los rosetones y las grecas de gusto clásico hipogrifos, quimeras aladas, cariátides, patas leonas y otros elementos propios del clasicismo del siglo XV. Logra unir una mirada renacentista, propia de la tradición italiana, con el imperante gusto por los descubrimientos de las excavaciones pompeyanas, todo dentro de un orden y compostura que el Iluminismo proponía.
En 1782 y 1787 publicará dos series de colecciones de dibujos que se difundirán por toda Europa, convirtiéndose en una referencia de propuestas autoritarias. Es de esta escuela de donde toman gran parte los artesanos milaneses que asisten a los cursos de ornato de la Academia en esos años. Y es aquí donde se forman los grandes arquitectos del primer siglo XIX, como Pelagio Palagi (Bolonia 1775 – Turín 1860), Giuseppe Borsato (Venecia 1771 – 1849) y Domenico Moglia (1780 – post 1862):
Son arquitectos singulares, que también son pintores y profesores de ornato, diseñan telas y bronces.
En ellos siempre está presente una interesante lucha interior: están interesados en mantener una pureza clásica que permea el estilo de Albertolli, y al mismo tiempo promover novedades que no pueden dejar de contaminar ese gusto clásico, definido como nuevo pero que ya tiene cincuenta años de historia.
En el compendio de su colección de sujetos ornamentales*, Domenico Moglia se lamenta ante sus alumnos del retraso en la publicación debido al exceso de trabajo y las frecuentes enfermedades que lo aquejaron. Su obra, destinada a mantener la perfección y compostura que evocaban el Neoclasicismo y el gusto renacentista, fue entregada tarde a la imprenta, en una época que el autor describe así: «….. el arbitro y la moda encontraron la manera de reproducir y hacer agradar las formas bizarras y caprichosas de un gusto condenado y ridiculizado …».
Estamos en los años del último Neoclasicismo, cuando, a las puertas de lo que se llamará Eclecticismo, se empiezan a recuperar los movimientos y las curvas del Barroco tardío; estas formas comienzan a ganar terreno en los años veinte, se puede pensar en la sinuosidad de los asientos de nuestro salón y en la cercanía con algunas propuestas de los mismos Palagi y Borsato.
En los muebles brescianos se reconoce precisamente este período de transición. Los diversos estilismos neoclásicos y las figuras antropomorfas descritas anteriormente son evidentemente derivadas de las propuestas de los arquitectos mencionados, y aquí se traducen y reúnen hábilmente, conectando el austero neoclasicismo con líneas movidas que miran con nueva nostalgia al rococó.
Este análisis estilístico nos lleva a fechar el mobiliario en la cuarta década del siglo XIX.
Sabemos que en esos años trabajaba en Brescia un tallador, Giuseppe Foresti (Brescia 1810 – 1855), quien fue empleado ampliamente por encargos prestigiosos de todos los arquitectos de moda en esos años, especialmente por el arquitecto Rodolfo Vantini (Brescia 1792 – 1856), quien lo contrató para los trabajos de renovación de muchos palacios nobiliarios de Brescia.
La capacidad demostrada en este mueble para utilizar y armonizar diversos elementos decorativos y estilísticos, obteniendo un resultado de excelente diseño, así como la calidad de los materiales y el tallado, nos hace pensar que el salón examinado podría acercarse, si no atribuirse, a las producciones conocidas del taller de Foresti.
Bibliografía de referencia
1. Domenico Moglia, Colección de sujetos ornamentales y arquitectónicos inventados y dibujados por Domenico Moglia, Milán 1837
2. Giocondo Albertolli, Ornamentos diversos inventados por Giocondo Albertolli, 1782
3. Giocondo Albertolli, Algunas decoraciones de nobles salones, 1787
4. Giuseppe Vallardi, Obra ornamental de Giuseppe Borsato, ed. Vallardi 1831
5. Enrico Colle, El mueble del siglo XIX en Italia, ed. Electa 2007
6. Giuseppe Beretti, El mueble de las luces, ed. inlimine 2010