¿Qué autor del siglo XX podría haber aceptado el proyecto de una celebración en vida con la creación ad hoc de un “Instituto Nacional para la Edición de todas las Obras” y la publicación de su obra completa en una edición exclusiva con tirada limitada? Obviamente, solo Gabriele D’Annunzio, una empresa que hace pendant con la concepción contemporánea de ese mausoleo en vida que es el Vittoriale de Gardone.
La propuesta de Arnoldo Mondadori
El grandioso proyecto fue concebido por Arnoldo Mondadori a inicios de los años 20: un editor emergente que vio en la adquisición de la obra del Vate la gran oportunidad para su definitiva consagración entre los editores más influyentes de Italia.
D’Annunzio venía de la fallida empresa de Fiume, estaba cansado, enfermo; acababa de embarcarse en el gran sueño del Vittoriale: en 1921 adquirió la Villa de Cargnacco e inició los trabajos de reforma, que requerían grandes capitales, sin mencionar el estilo de vida no precisamente sobrio del poeta.
La propuesta de Mondadori llegó, por tanto, en el momento oportuno: además de la promesa de anticipos principescos y enormes ganancias, la idea de un monumento editorial que hiciera imperecedora su fama tras las decepciones de su compromiso político tocó las cuerdas adecuadas en el alma del poeta.
Se necesitaron 5 años para rescindir la relación de una década con el editor Treves, pero en junio de 1926 se constituyó el Instituto Nacional para la Edición de todas las Obras de D’Annunzio, patrocinado por Vittorio Emanuele III y con Benito Mussolini como presidente honorario, y la empresa dio inicio.
El desarrollo del proyecto
El propio D’Annunzio redactó el plan de la obra, que se publicó, como a menudo ocurre, imprimiendo el facsímil del manuscrito (vale la pena mencionar un incidente editorial relacionado con este volumen del Programa, impreso en 1927: las primeras cincuenta copias llevadas por Mondadori al Vittoriale el día del solsticio presentaban un gravísimo error: en la lista de obras faltaba *La Nave*. Conocemos la ira de D’Annunzio por sus encendidas cartas al editor, pero también sabemos que este desliz hizo la delicia de los afortunados coleccionistas de este “Gronchi rosa” de la literatura).
La tirada sería de 2501 ejemplares en papel de cebolla producido manualmente por las Papelerías Pietro Miliani de Fabriano, con la filigrana que contenía el más célebre lema de D’Annunzio, “Yo tengo lo que he donado” encerrado en la cornucopia; 209 copias impresas a prensa manual en papel imperial de Japón, 6 ejemplares impresos en pergamino, fuera de serie, de obras indicadas por el autor, y finalmente solo 3 ejemplares impresos en pergamino y encuadernados en piel de marroquín destinados al Rey, a Mussolini y al propio D’Annunzio.
La fase de impresión
¿Pero quién sería el impresor a la altura de esta empresa? Al principio, el más probable parecía Raffaello Bertieri, uno de los tipógrafos italianos más famosos de la época, pero, gracias también a la mediación de Francesco Pastonchi, curador de la obra, finalmente la elección recayó en Hans Mardersteig, el mítico fundador en 1922 de la Officina Bodoni en Montagnola, Suiza, y defensor de la recuperación de los caracteres Bodonianos que ya habían convencido el gusto estético de D’Annunzio, quien escribía en un telegrama al editor: “La cuestión de los caracteres bodonianos merece ser meditada. No vale la pena usar caracteres comunes. Quiero los de *La Tempestad* de Shakespeare”, refiriéndose al magnífico The Tempest impreso a mano por Mardersteig en 1924.
Tras una especie de ficticio concurso (estamos en Italia…), la obra fue asignada al tipógrafo alemán; esta fue la ocasión para que trasladara su empresa a Italia, no a Florencia, como había planeado, sino a Verona, donde estaba la sede de Mondadori: Mondadori adquirió por 60.000 francos suizos todo el material de la Officina Bodoni, hizo grabar nuevamente las matrices de los caracteres bodonianos para adaptarlos a la impresión a máquina y comenzó el trabajo en los talleres veroneses.
Una empresa de diez años
Se necesitó una década para completar la empresa. En 1937: 49 volúmenes en octavo, impresos con la inconfundible nitidez y elegancia de los caracteres de Mardersteig, volúmenes que nuestros clientes pueden encontrar en nuestra librería online y que podrán admirar, en la copia que lleva el número 2403, con motivo del evento dedicado a la Condesa Margot Besozzi de Castelbesozzo, amante de D’Annunzio con el sobrenombre de Fiammadoro en Fiume y amiga fiel hasta la muerte del Poeta en 1938.
Y junto a la monumental obra de D’Annunzio, un pequeño pero preciosísimo librito editado por Mardersteig en los míticos años de Montagnola: An Excerpt from A Sentimental Journey by Lawrence Sterne, “one of twenty-five copies printed by hand in the month of May 1926 at the Officina Bodoni, Montagnola Switzerland», en su encuadernación original en cartón marmolado. Una prueba de impresión del carácter Cuneo recreado a partir de los punzones originales de Bodoni “here used for the first time since his death” como se indica en el colofón. Una oportunidad única para todos los apasionados bibliófilos.
La exposición-mercado
Os esperamos hasta el 9 de febrero en nuestra sede de Cambiago, para encontrar en los preciosos libros de su biblioteca, en las dedicatorias, en las fotos, a la fascinante Fiammadoro y al amado Poeta en su “monumentum aere perennius”.
- Martes 7 de febrero de 15.00 a 19.00
- Jueves 9 de febrero de 15.00 a 19.00