P40 de Osvaldo Borsani, cuando el diseño está al servicio de la relajación
Nueva cita con la Icono del Diseño: es el turno de la P40 de Osvaldo Borsani.
Si en Estados Unidos y el norte de Europa el diseño industrial ya vivía su edad de oro, en Italia, en el período de posguerra, las cosas eran muy diferentes.
El mundo del mobiliario seguía sometido a las estrictas leyes de la tradición. Los muebles formaban parte del ajuar y se transmitían de generación en generación, constituyendo una especie de patrimonio familiar.
Conceptos como «serialidad», «funcionalidad» y «producción industrial» estaban lejos de ser comprendidos.
El país necesitaba ser reconstruido y modernizado, y, sobre todo, el público necesitaba ser reeducado. Fue en la ciudad de Milán donde diseñadores y arquitectos encontraron un terreno fértil para dar inicio a esta delicada operación.
En este interesante y estimulante contexto, Osvaldo Borsani desempeñó un papel decisivo. En 1953, junto con su hermano Fulgenzio, fundó Tecno, una empresa que contribuyó enormemente a definir y lanzar el diseño italiano en el mundo.
El nombre elegido por los hermanos Borsani es elocuente: es la contracción de «técnica» y «tecnología», palabras que expresan plenamente la vocación de Tecno.
El objetivo era construir muebles tecnológicamente avanzados, estudiando nuevos mecanismos y maximizando las posibilidades que ofrecían los materiales (tanto tradicionales como no tradicionales). Desarrollaron muebles diseñados por humanos pero ejecutables únicamente con la ayuda de máquinas; muebles producidos ya no en un taller artesanal, sino en una fábrica, donde la imprescindible intervención de la automatización en el proceso de fabricación los convertía en productos industriales. Todo esto sin renunciar a la extraordinaria habilidad artesanal en el tratamiento de materiales, el cuidado por el detalle y la interpretación de formas, aspectos desarrollados por el diseñador de Brianza durante su formación en el taller de su padre.
El producto que representa de manera completa y absolutamente exhaustiva el credo de diseño de Borsani y la filosofía productiva de la empresa es, sin duda, la eterna silla P40.
La P40 pasó por una larga fase de experimentación que implicó la realización de numerosos prototipos. Con este proyecto, Borsani pretendía desarrollar tecnológicamente las capacidades de la clásica chaise longue (es imposible no pensar en la LC4 de Le Corbusier). El resultado fue una silla de dimensiones más compactas que, gracias a un sistema de inclinación tipo abanico, podía adoptar casi cualquier posición.
El elemento clave de este proyecto es la junta mecánica, que convierte a la P40 en una silla con elementos móviles (lo que permite el máximo confort en un espacio limitado).
Se trata de un «mobiliario en movimiento», es decir, equipado con mecanismos que cambian morfológicamente su aspecto según las necesidades del usuario.
El mecanismo funcional, práctico y rigurosamente visible es una especie de declaración de la belleza de la máquina. La estructura es de chapa estampada, los soportes son de tubo de acero vitrificado, los reposabrazos elásticos de caucho y acero. El relleno es de gomaespuma, un material extremadamente innovador para la época. El revestimiento está disponible en tejido o cuero sintético.
Si la coincidencia entre forma y función constituía uno de los ideales sobre los que Borsani basó su actividad de diseño, la P40 demostró cómo se puede traducir esto en la práctica.