Desafiante, irónico, divertido: Alessandro Mendini fue un arquitecto y diseñador definitivamente fuera de lo común.
Activo en una Milán donde trabajaban importantes – y en ciertos aspectos imponentes – diseñadores de fama internacional (Ettore Sottsass, Vico Magistretti y Achille Castiglioni, por citar algunos), Mendini logró destacarse gracias a una poética visionaria y muy personal.
La Icona del Diseño de esta semana es una de las muchas obras maestras de este ecléctico arquitecto: la lámpara Cubosfera, realizada en 1968 para Fidenza Vetraria.
Se trata de una lámpara de mesa en vidrio estampado con forma cúbica. Está compuesta por dos partes cóncavas que, una vez unidas, forman una esfera (dentro de la cual se colocan las bombillas).
Mendini juega con la aparente inconciliabilidad entre estas dos formas geométricas: la esfera es símbolo de dinamismo, mientras que el cubo es una figura anti-dinámica, que permanece anclada en sus cuatro lados.
Las dos formas son en realidad homeomorfas (pueden deformarse una en otra sin recurrir a pegamento, rasgado o superposición); el resultado es un objeto de diseño limpio y esencial al que no le falta un aspecto agudo y lúdico.
Poniendo al centro de su búsqueda el ser humano y sus necesidades funcionales y espirituales, Mendini aspiraba a crear objetos que pudieran hacer algo más que simplemente cumplir con su función.
En este deseo de otorgar a los objetos el poder de divertir, inducir a la reflexión, y transmitir energías positivas al usuario, se aprecia una superación de la etapa racionalista y un primer acercamiento a las posiciones postmodernas. Para ejemplificar este discurso podemos citar el famoso sacacorchos «Anna G.» diseñado para Alessi, y la Poltrona Proust (1978), síntesis postmodernista que se ama o se odia.
“La última libertad se juega dentro de la casa, porque en la ciudad y en el trabajo se es prisionero. En la prisión de la casa, en cambio, uno vuelve a ser libre. De hecho, es el único espacio de anarquía.” Sostenía burlonamente pero no tanto.
Animado por una creatividad y una imaginación casi infantiles (en el sentido positivo del término), inspirándose en las formas irreverentes, juguetonas y coloridas del mejor Futurismo, Mendini sin duda logró su objetivo de llevar la anarquía y la diversión a nuestras casas.