By Adriano
A caballo entre los siglos XIX y XX en Europa y Estados Unidos se perfila un nuevo clima cultural que ve la expansión de la industrialización y el fortalecimiento económico y social de la burguesía.
Es la época de las grandes migraciones del campo a las ciudades, del paso de una economía tradicionalmente agrícola a una industrial. Se asiste al mayor desarrollo de los sistemas de comunicación, los ferrocarriles se convierten rápidamente en el medio de transporte habitual de las masas, el automóvil reemplaza a la bicicleta. La sociedad evoluciona rápidamente: se consolidan las clases sociales, se crean los partidos políticos, la prensa es la dominadora indiscutible de la opinión pública.
Inevitablemente, también en el contexto artístico-cultural se siente pronto la necesidad de un cambio radical. En 1873, Friedrich Nietzsche (1844-1900), en un escrito titulado «El uso y abuso de la Historia», afirma que Europa debe liberarse de su bagaje histórico y expresar un potencial interior reprimido. Así se registra un rechazo hacia las formas culturales consolidadas en el siglo XIX: el clasicismo de la École de Beaux-Arts y el Eclecticismo. Cualquier referencia a estilos del pasado es rechazada decididamente y se adoptan soluciones más aireadas, capaces de aprovechar la luminosidad. Se toma inspiración de la naturaleza, llegando a un linealismo extremadamente marcado, un carácter metamórfico de las formas y una marcada elegancia decorativa: así nace el Art Nouveau.
“Si la curva larga y sensible que recuerda el tallo del lirio, una antena de insecto, el estambre de una flor o una llama delgada, la curva que ondea, que fluctúa, que se entrelaza con otras, que surge de cada rincón y cubre asimétricamente todas las superficies disponibles, puede ser considerada el leitmotiv del Art Nouveau, entonces la primera obra de Art Nouveau es la portada de Arthur H. Mackmurdo para su libro sobre las iglesias de Wren en la City, publicado en 1883”.
Así escribe Nikolaus Pevsner (1902-1983) en su obra “Los pioneros de la arquitectura moderna”, rastreando en la portada de Mackmurdo (1851-1942) la raíz del nuevo movimiento artístico. Como afirma el propio Pevsner, la fuente primaria para Mackmurdo es sin duda el mundo prerrafaelita de Burne-Jones, pero al mismo tiempo se pueden rastrear fragmentos de Art Nouveau en el revival gótico, en la arquitectura y el diseño ingleses, y en el estilo morrisiano del movimiento Arts and Crafts.
En pintura se va delineando una estilización de la figura con fines simbólicos o decorativos, con exponentes de la nueva tendencia como Fernand Khnopff (1858-1921), Jan Toorop (1858-1928), Aubrey Vincent Beardsley (1872-1898), Ferdinand Holder (1853-1918), Gustav Klimt (1862-1918), Edvard Munch (1863-1944). Sin embargo, el Art Nouveau no debe considerarse un movimiento que se refiera principalmente a la pintura; los resultados más innovadores se encuentran en la arquitectura, la decoración de interiores y las artes decorativas.
La primera y más explicativa obra arquitectónica del nuevo estilo es sin duda el Hotel Tassel diseñado por Victor Horta (1861-1947) en Bruselas, en Rue de Turin, entre 1892 y 1893.
En la fachada bastante lineal, caracterizada por un volumen central saliente, contrastan los interiores con amplias escaleras, comedores y jardines de invierno que se desarrollan en largas perspectivas interiores. La gran novedad aportada por Horta, que será el leitmotiv de todo el movimiento Art Nouveau, consiste en la unidad proyectual y en la síntesis entre arquitectura y artes decorativas. Las mismas formas vegetales se encuentran en el papel pintado, en el piso de mosaico, en las barandillas, en las columnas portantes. Las innovaciones no se encuentran solo en la ornamentación, sino también en el uso de nuevos materiales a la vista, como la piedra y, sobre todo, el hierro. Al reinterpretar las experimentaciones de Eugène Viollet-le-Duc (1814-1879), se expresa así la nueva Europa industrializada, se estudian las posibilidades de los nuevos materiales como hierro, vidrio y cemento, creando una alianza entre arte e industria capaz de llevar la belleza a la vida cotidiana de todos.
Aún Bélgica se confirma como terreno fértil para las intuiciones de otro gran exponente del Art Nouveau: Henry van de Velde (1863-1957). Este artista polifacético se dedica pronto a las artes aplicadas, diseñando muebles, adornos y tapicerías.
En 1894-95 Van de Velde diseña una casa para sí mismo en la localidad de Uccle, cerca de Bruselas. Los muebles son diseñados específicamente por el propio artista. A diferencia de la obra realizada por Horta, la línea no es ya suntuosa, sino orientada hacia la estructuralidad de las máquinas. Las formas son rigurosamente abstractas, buscando declarar la función del objeto y sus partes. Van de Velde también se muestra favorable al auxilio de la industrialización para la producción en serie de objetos y muebles, accesibles incluso a las grandes masas, siempre que estén bajo el control del artesano capaz de conferir elementos artísticos subjetivos.
La obra y visión artística revolucionaria de Van de Velde pronto alcanzan notoriedad internacional gracias al comerciante de arte hamburgués Samuel Bing (1838-1905). Después de viajes realizados por el Lejano Oriente y Estados Unidos, Bing se traslada a París donde inaugura en 1895 una tienda de arte moderno. Para el diseño de algunos ambientes recurre a Van de Velde, y la tienda se llama «L’Art Nouveau». De la tienda de Bing en Rue de Provence proviene, de hecho, la denominación del nuevo movimiento artístico surgido en la zona franco-belga.
Pronto las nuevas tendencias artísticas se expanden por todo el continente, con denominaciones que varían según el área geográfica: Floreal o Liberty en Italia, Jugenstil en Alemania, Sezessionstil en Austria, Modern style en Gran Bretaña, Modernismo en España.
El arquitecto Hector Guimard (1867-1942) en 1900 diseñó las estaciones del metro de París: se inspira en la naturaleza para crear arcos y muebles de hierro producidos en serie mediante el uso de moldes.
En Austria, con la revista Ver Sacrum, se constituye el grupo de la Secesión en torno a las figuras de Otto Wagner (1841-1918) y Josef Maria Olbrich (1867-1908). A este último se le encargó el proyecto del Palacio de la Secesión, realizado entre 1897 y 1898: la nueva decadencia del Art Nouveau deja aquí el lugar a formas geométricas puras.
En Estados Unidos nace la escuela de Chicago bajo la influencia de Louis Sullivan (1856-1924). En 1888 diseñó los interiores de su célebre auditorio, decorados con enredos de vides, hojas en forma de repollo, conchas y protuberancias coralinas.
En arquitectura, el Art Nouveau alcanza su apogeo en España con Antoni Gaudí (1852-1926). Apasionado lector de las obras de Ruskin, Gaudí muestra desde sus primeros proyectos una marcada inspiración medieval, pero adaptada en un sentido fantástico.
El estilo Art Nouveau también se difunde en la gráfica y el diseño industrial, en el diseño de muebles y accesorios.
En Francia, Emile Gallé (1846-1904) es sin duda uno de los principales exponentes del nuevo movimiento artístico.
Sus primeros trabajos lo muestran realizando jarrones de vidrio transparente con motivos orientales. Sin embargo, alcanzó el éxito en 1890 con la dirección de la fábrica de Nancy, para la cual produjo muebles incrustados, pero sobre todo jarrones y lámparas de vidrio de dos o más colores superpuestos, grabados con ácido, opacos, con motivos en relieve. Las formas siempre nacen de la fe que Gallé tiene en la naturaleza como única fuente legítima de inspiración para la artesanía.
En la misma fábrica de Nancy trabajaron Eugène Vallin (1856-1922) y Louis Majorelle (1859-1926), los principales exponentes del ebanistería Art Nouveau. Los muebles que realizaron combinan siempre la elegancia de las formas con la preciosidad de las maderas y los materiales.
Inspirado por el vidriero alemán Koepping y el propio Emile Gallé, Louis Comfort Tiffany (1848-1933) inaugura en Nueva York, en 1892, un taller dedicado a la realización de muebles y objetos de adorno. Lámparas, vitrales, jarrones y objetos de uso con formas marcadamente inspiradas en el mundo vegetal y floral, caracterizadas por intensas gamas cromáticas, matices opalescentes y metálicos.
En la visión de unidad del diseño, se ve finalmente conferida a las artes decorativas una renovada dignidad: nace una constelación de excelentes manufacturas que ilumina la producción artística de la época.
Artículo escrito por Alessandro Wegher
Del 22 al 24 de febrero en la sede de Di Mano in Mano en Milán puedes redescubrir el encanto del Art Nouveau gracias al evento «Liberty Rendez-Vous»; una ocasión para admirar una selección de jarrones, cachepots y muebles Art Nouveau.
El sábado 23 de febrero a las 17:30, profundización a cargo de Alessandro Wegher – experto en artes decorativas – que llevará a los invitados a un viaje por la historia y la evolución artística del Art Nouveau.
