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Editoriales italianas: Iperborea


La séptima parada de nuestro viaje por la editorial italiana cuenta la historia de la editorial Iperborea.

El logotipo es el símbolo de la runa, un carácter del alfabeto utilizado en los países escandinavos hasta principios de la Edad Media, antes de ser reemplazado por el alfabeto latino.
A principios de 2015, la imagen gráfica de la editorial fue sometida a un rediseño; la runa del logotipo original fue modificada y ahora se asemeja a la plumilla de una pluma estilográfica.

Iperborea nació en 1987 para dar a conocer la literatura escandinava y del norte de Europa en Italia.

Hasta ese momento, la literatura nórdica estaba «olvidada» por la editorial más importante, excepto por algunos autores clásicos como Knut Hamsun o Selma Lagerlöf, publicados en las ediciones Mondadori en la colección Medusa.

Antes de fundar Iperborea, Emilia Lodigiani, madre de Pietro Biancardi, actual editor, había vivido diez años en París donde se convirtió en una lectora apasionada de muchos autores nórdicos, tanto clásicos como contemporáneos. Al regresar a Italia, se dio cuenta de que ninguno de ellos había sido traducido en Italia. Iperborea fue apreciada desde el principio por la calidad y la rigurosidad de sus decisiones editoriales, y creció año tras año tanto en visibilidad como en ventas.

Emilia Lodigiani, fundadora de Iperborea

Tomemos el caso de Arto Paasilinna, finlandés de pluma feliz: fue en 1994 cuando apareció su primer título, «El año de la liebre», que vendió 5000 copias ese año.

Aún hoy, ese libro vende alrededor de 6000 copias al año, sumando más de 100.000 en total. Cifras nada despreciables. Otro gran éxito, «La verdadera historia del pirata Long John Silver» del sueco Björn Larsson, otro sello de calidad de la editorial. Se publicó en el ’98, con un notable éxito, y aún hoy continúa vendiendo bien.
En aquella época, un testimonio involuntario fue el entonces primer ministro Massimo D’Alema. Durante un congreso de los Socialistas Europeos, un periodista le preguntó si solo hablaban de política. Respondió que no: con Jospin, Blair, también hablaban de otros temas, como libros. ¿Cuáles? «Bueno, por ejemplo el libro de Larsson, que recomiendo a todos».

Prisioneros del paraíso de Arto Paasilinna, Ed. Iperborea

Junto con la actividad estrictamente editorial, Iperborea siempre ha dado gran atención a la promoción de sus autores; iniciativas que a lo largo de los años han adoptado la fórmula de festivales, especialmente desde 2015 con los Boreali.
El evento nació en Milán pero a lo largo de los años ha llegado a otras ciudades como Turín, Venecia, Génova y Florencia.

La idea de mantener un diseño gráfico fuerte y distintivo más o menos constante a lo largo del tiempo se remonta a sus orígenes.

Al publicar autores con nombres «exóticos» y a veces impronunciables, a menudo desconocidos, provenientes de países poco frecuentes en la cultura de masas (como los finlandeses o los bálticos), era imprescindible tener una fuerte reconocibilidad en el formato y en el diseño gráfico para que la editorial fuera reconocible en las librerías.

Con el aumento de la variedad de actividades culturales propuestas (libros, festivales, cursos), en algún momento fue necesario un cambio gráfico radical. El resultado de un año de trabajo con xxystudio fue un gran rediseño lanzado en enero de 2015, bajo el cual todas las iniciativas han encontrado de alguna manera su lugar.

Fue más fácil encontrar espacio bajo el mismo techo para las iniciativas editoriales que llegaron en los últimos dos años: una colección de libros para niños (los Miniborei), libros ilustrados (la serie Mumin de Tove Jansson) además de The Passenger, un libro-revista que aspira a contar la contemporaneidad de un país a través de autores internacionales.

Para entenderlo, con una cuadrícula que regresa, fuente, título y autor en el mismo lugar, precisamente para reforzar el trabajo sobre la marca y la continuidad en la selección editorial.

Permanecer fiel a la identidad de la marca, ya fuerte y construida ladrillo a ladrillo (en el verdadero sentido de la palabra, dado que el formato de los libros, 10×20, es el formato del ladrillo de arcilla) en más de 30 años, tratando al mismo tiempo de darle una nueva frescura, fue una decisión prácticamente obligada.
De todos modos, la sensación está confirmada por los números: la facturación de Iperborea se ha triplicado desde 2014.


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