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Emigrés: de la Revolución Francesa al Período del Terror

Emigres
El tesoro en el Castillo

En medio de un lote de libros provenientes del histórico castillo francés de Ermenonville, una carpeta de cartón marmoleado, con el lomo de pergamino y el título EMIGRES en oro sobre un trozo de cuero; en su interior, una colección de hojas con la inscripción Decretos de la Convención Nacional y fechas que van desde octubre de 1792 hasta marzo de 1794. Un hallazgo realmente fascinante: pequeños fragmentos de historia han llegado hasta mi escritorio. Los paso uno por uno. Alguien (¿un miembro de la familia propietaria del castillo? ¿Un historiador de la Revolución?) ha reunido una colección de disposiciones legislativas relacionadas con el tema de los Emigrados.

Las olas migratorias durante la Revolución Francesa

Es sabido que durante la Revolución Francesa alrededor de 150.000 personas abandonaron Francia: una primera ola, posterior a los hechos de 1789, estaba compuesta principalmente por nobles, con una connotación más marcadamente contrarrevolucionaria. La segunda ola, que comenzó con la caída de la Monarquía en 1792 y que alcanzó su punto culminante durante el periodo del Terror, involucró a todas las clases sociales en respuesta al agudizamiento del clima de sospecha y policía que invadió Francia, sitiada por la guerra. Nuestros Decretos se sitúan en este segundo contexto.

Entre deportación, penas de muerte y confiscación de bienes

Es interesante seguir el proceso de endurecimiento de las medidas judiciales contra los émigrés; el 23 de octubre de 1792 se proclamó el decreto perpetuo para quienes hubieran abandonado el territorio francés; el 26 de noviembre se ordena la deportación fuera de las fronteras para quienes intenten regresar y para los prisioneros en las ciudades fronterizas: aquellos que intenten permanecer en territorio francés serán castigados con la muerte. Se establecen recompensas para quienes denuncien émigrés ocultos, se ordena a las fuerzas de policía realizar registros en casas sospechosas. Una gran parte de los Decretos trata sobre los bienes dejados en Francia por quienes han huido: la confiscación se convierte en una gran oportunidad para la economía de la joven República, comprometida en las guerras en las fronteras y contra los rebeldes internos. Todos los bienes muebles e inmuebles de quienes estén ausentes de su domicilio sin justificación serán puestos a la venta; si han quedado esposas, madres o hijas, podrán acceder solo a muebles, ropa y objetos personales.

Castillos en venta para grandes ganancias

No solo los castillos de los émigrés son confiscados: en el Decreto del 22 de octubre de 1792 se habla explícitamente de la venta de los mobiliarios del Chateau des Tuileries, de todas las residencias reales y de las casas de las órdenes religiosas: un negocio colosal para las arcas del estado. Los terrenos dejados en barbecho se alquilan o se siembran por las municipalidades, y la madera de los bosques se vende para el beneficio del estado. El 13 de septiembre de 1793 se establecen medidas para permitir a los jefes de familia pobres y a las viudas que presenten un “certificado de civismo en buena forma” acceder a la compra de lotes de terrenos confiscados con fondos del estado. No es el único testimonio de la aplicación del concepto de égalité: el Decreto del 26 de Brumario del año II de la Revolución establece que las personas detenidas en todas las cárceles de la República recibirán la misma ración de comida, que será frugal: los detenidos ricos pagarán por los pobres.

El Comité de Salud Pública y el periodo del Terror

Un Decreto en particular llama nuestra atención por ser testigo de un momento crucial en la historia de la Revolución: promulgado el 18 de marzo de 1793, lleva por título: “Censo y listado de los antiguos castillos de los émigrés u otros incluidos entre los bienes nacionales. Redacción de un llamamiento al pueblo francés. Formación de un Comité de Salud Pública”. Quien hace esta propuesta a la Convención es el Comité de Defensa General, uno de los numerosos Comités creados para responder a la situación caótica de la política interna y externa de la joven República, con una gran confusión de competencias: “Se formará permanentemente, dentro de la Asamblea, un Comité de Salud pública organizado de manera que prevenga todos los desafíos, disuelva las discordias y establezca comunicaciones más activas entre la Convención y el Comité Ejecutivo”. Aquí aparece por primera vez citado el Comité de Salud Pública, que en manos de Danton y Robespierre será la principal herramienta del periodo del Terror.

Luego, tres pequeños folletos nos llevan al lugar simbólico de la Revolución, la Bastilla. Pero de esto les contaré otra vez.

Les adelantamos que estos y otros tesoros de la biblioteca del fascinante castillo de Ermenonville estarán disponibles para su compra en nuestra librería online con un descuento del 10% a partir del 22 de mayo. Para todas las actualizaciones, visiten la página dedicada a esta colección aquí.

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