“La luz y el color son ciertamente los elementos más específicos de la naturaleza. Con ellos tenemos serenidad, movimiento, vida” dijo una vez Max Ingrand.
Justo alrededor de estos dos elementos, luz y color, Max Ingrand construyó su increíble carrera como vidriero, decorador y diseñador.
Profundamente ligado a las formas y materiales del pasado, logró la difícil tarea de hacer convivir la tradición y la vanguardia en un solo producto, dando vida a un verdadero ícono: la lámpara de mesa Fontana.
La forma es la de la clásica lámpara de mesilla, más conocida como “abat-jour”, pero las similitudes terminan aquí. Ingrand juega con el impasse forma-función redefiniendo por completo el concepto: no es la pantalla de la lámpara la que se ilumina, sino todo el cuerpo de la lámpara.
La distinción entre las partes se anula, dando lugar a una única fuente de luz difusa.
Hecha de vidrio soplado satinado con estructura de metal pintado, Fontana es sinuosa, esencial e indiscutiblemente moderna.
Su acabado lechoso-opalescente la hace etérea, un objeto suspendido entre el pasado y el futuro que aún no ha perdido su encanto. Ingrand introduce otra sutileza en su diseño: el encendido múltiple.
La Fontana se produce en versiones de encendido doble y triple, lo que significa que se puede encender una o varias partes de la lámpara y modular la intensidad de la iluminación.
Nacida con el nombre “1853”, fue uno de los primeros productos realizados por Ingrand en los diez años (1954-1964) en los que fue director artístico de FontanaArte. La empresa fue fundada en 1931 por Luigi Fontana, productor de paneles de vidrio para la construcción, y Gio Ponti (que no necesita presentación). FontanaArte fue el terreno de investigación ideal para Ingrand, un lugar donde pudo poner en práctica su extraordinaria habilidad artesanal y sus ideas vanguardistas.
La “1853”, acogida con tanto entusiasmo que pronto se convirtió en el símbolo de la empresa, terminó adoptando incluso su nombre.
Hoy en día es uno de los productos más representativos de FontanaArte; fue reeditada en la versión total black en 2014 con motivo de su 60º aniversario, y posteriormente en una versión coloreada e inédita, gris claro y violeta amatista, que refuerza la contemporaneidad del proyecto.
La línea suave y flexible, el aspecto discreto y minimalista y, al mismo tiempo, fuertemente distintivo, hacen que esta lámpara sea perfecta para ambientes elegantes y sofisticados. Cuando se dice “crear atmósfera…”.
Lo que más sorprende al observar esta lámpara es el hecho de que sea obra del mismo autor de las vidrieras de la iglesia de Saint Pierre en Yvetot, que son de una complejidad y una variedad cromática sorprendentes.
La lámpara Fontana, en su simplicidad monomaterial y monocromática, parece realmente estar a años luz de una obra de ese tipo. Sin embargo, es una de las muchas facetas de un verdadero artista del vidrio que supo atreverse, innovar y renovar aprovechando tradiciones centenarias.