Il mobile che non c’era
Del 18 al 20 de marzo, en la tienda de la avenida Espinasse, se llevará a cabo «Il mobile che non c’era«. El evento de primavera dedicado a la antigüedad que muestra un aspecto muy interesante de cómo los cambios sociales y culturales también influenciaron la historia del gusto y del mobiliario.
Que el contexto histórico y social esté estrechamente relacionado con el arte y la moda es algo ya bien conocido. De hecho, es interesante observar y estudiar cómo continúan cambiando para responder a las diferentes y siempre nuevas necesidades.
Naturalmente, hay momentos históricos particulares, caracterizados por verdaderas transformaciones, que contribuyen a traer revoluciones también en el campo artístico.
Los cambios del siglo XIX
El siglo XIX presenció, de hecho, cambios épicos con la revolución industrial, que cambiaron irrevocablemente la forma de vivir. De los grandes palacios nobiliarios del siglo XVIII, amueblados con mobiliario de representación pegado a las paredes, se pasó a las viviendas de la naciente y cada vez más extendida burguesía. Asociada a un concepto de mayor practicidad, esta clase social emergente requería espacios y muebles cada vez más funcionales. No más mobiliario que sirva casi exclusivamente para subrayar el estatus y el poder económico de sus propietarios, sino también práctico para los propósitos de la casa. El cuidado del gusto y la estética seguía siendo fundamental, en este caso como expresión de elegancia y refinamiento que aún refleja las modas imperantes.
Estas necesidades encuentran plena respuesta en la nueva forma de concebir la casa y la sociedad.
La nueva vivienda
La vivienda se volvió más íntima y amueblada de la forma más adecuada y útil para el propietario. Las dimensiones disminuyeron y cada vez menos espacios se destinaron a lugares de representación, en favor de ambientes más íntimos y funcionales. Mesas, mesitas, escritorios, sillas, sillones y sofás comenzaron a concentrarse en el centro de las habitaciones: nacieron los salones.
Estos ambientes expresan plenamente el nuevo mundo social del siglo XIX. Existen nuevos espacios en la casa dedicados específicamente a lugares de encuentro, tanto más íntimos, con la familia y amigos, como también sede de círculos culturales de filósofos, artistas y músicos. Se convierten, por tanto, en expresión de la nueva forma de concebir la sociedad, con sus debates sobre las artes, la filosofía y los temas de actualidad. Estos ambientes eran frecuentados también por personalidades de cierta importancia, activas en la vida política e influyentes en la opinión pública.
Así, en el siglo XIX, la casa experimenta también una verdadera revolución, cambiando de uso y forma, convirtiéndose en el reflejo de una nueva sociedad con nuevas necesidades y nuevos fines.