Sexta cita con el Classic Monday: una librería de línea sencilla y sobria nos ofrece la excusa para profundizar en el estilo y los elementos principales durante el periodo de la Restauración
La conclusión del Congreso de Viena en 1815 y el consiguiente regreso al Antiguo Régimen marcaron el inicio de ese periodo que comúnmente llamamos Restauración.
Las grandes casas reinantes, que a principios del siglo XIX habían cedido el paso al dominio napoleónico, intentaron restablecer costumbres y usos anteriores a la Revolución, forzando un anticuado «retorno al pasado». Fue en su mayoría un periodo de transición, de estancamiento, que afectó todos los ámbitos, incluidas las producciones artísticas y artesanales.
Estas últimas ya no podían contar con los ricos encargos de las cortes europeas, empobrecidas (sobre todo la francesa) por las campañas napoleónicas. Sin embargo, comenzaba a perfilarse un interesante encargo de tipo burgués.
Es difícil definir de manera unívoca el estilo de la Restauración: inicialmente se configuró como una continuación del estilo Imperio, manteniendo la simplicidad de las formas, el gusto clasicista, la línea casi militar.
Fue con el paso de los años que, para sancionar una ruptura con un periodo histórico que se quería olvidar, el estilo de la Restauración adquirió características propias, con ligeras diferencias según las áreas geográficas. En términos generales, podemos notar la preferencia por el nogal y otros maderas más claras, las líneas suaves y redondeadas, la atención a la funcionalidad del mueble, el repertorio decorativo inspirado en varios estilos del pasado: Luis XVI, Directorio e Imperio (aunque despojado de los símbolos celebratorios de la época imperial como las águilas y las “N”).
Si en Francia este estilo evoluciona y se diferencia del estilo Imperio hasta llegar al más definido estilo Carlos X, en Italia se dan escenarios diferentes.
En Nápoles, por ejemplo, el estilo Imperio sigue en auge más allá de 1830, cuando comienza a imponerse el Biedermeier. En las regiones del norte, el estilo Restauración se presenta como una continuación bastante coherente del estilo Imperio: podemos tomar como ejemplo esta elegante librería de origen lombardo, datable hacia 1830.
Se trata de una librería de dos cuerpos cuya línea sencilla y sobria es conforme con el estilo Imperio.
Al analizarla más de cerca, podemos notar la presencia de elementos “nuevos” que nos permiten datar el mueble en una época posterior a la imperial.
En primer lugar, los montantes: están formados por columnas enteras que se diferencian de las clásicas columnas del estilo Imperio. Mientras que las columnas en estilo Imperio generalmente presentan un plinto, una base cuadrada alargada, estas columnas tienen una base de línea suavizada, de inspiración jónica. También en las columnas podemos notar la decoración de los capiteles, formada por tallas con hojas de acanto, un elemento decorativo clasicista que aquí se presenta con formas más suaves y estilizadas.
Otro indicio útil para datar el mueble son los relieves tallados en las cuatro puertas. Se trata de un motivo innovador, el geométrico con líneas suavizadas, que se encuentra frecuentemente en el estilo Restauración.
Lo encontramos tanto en las formas como, en este caso, en los elementos decorativos.
En Italia, la influencia del estilo Imperio aún era fuerte y dominante durante el periodo de la Restauración. A este estilo se iban sumando sugerencias de otros estilos que ya anunciaban la inminente temporada del Eclecticismo.