By Con el término “ajuar” se hace referencia genéricamente a todo lo necesario, en términos de ropa de hogar, que se necesita al mudarse a una nueva casa: sábanas, manteles, toallas, ropa de noche…
Una tradición de siglos
La tradición del ajuar es antiquísima y se remonta al distante siglo XV. La variedad y calidad del neceser para el hogar representaban la carta de presentación de la futura novia y de su familia de origen.
Los ajuares eran, de hecho, una especie de moneda de intercambio entre las familias en el contexto de matrimonios arreglados. La novia asumía la responsabilidad de llevar a la nueva casa todo lo necesario para la vida doméstica, asegurándose así un buen matrimonio y un futuro económicamente estable.
Las madres comenzaban muy temprano a preparar todo lo necesario para el ajuar de sus hijas y, junto con otras mujeres de la familia, se dedicaban a auténticas obras de manualidad refinada a las que dedicaban años de minucioso trabajo.
Los roles cambian, los ajuares permanecen
Hoy, que ya no estamos limitados por rígidos roles de género, los ajuares para el hogar siguen estando vinculados a la idea de transición desde el hogar familiar a la independencia de la adultez. Este paso suele corresponder a la salida de la casa de los padres y la entrada en un nuevo hogar: la habitación alquilada para el estudiante, la casa comprada con hipoteca para el joven adulto, el apartamento adecuado para la pareja en su primera convivencia, y así sucesivamente.
¿Y qué hacemos cada vez que alguien cercano a nosotros se muda? Le regalamos algo para la casa. Algo que sea útil, de calidad, que pueda resistir al tiempo y las modas, y además sea estéticamente agradable. ¿Y cuál es uno de los regalos más populares? Exacto, la ropa de hogar!
El ajuar antiguo, una herencia valiosa
La confección de encajes, bordados y puntillas, antiguamente tan profundamente ligada a las tareas del hogar, se ha extinguido como actividad cotidiana, relegada a un pasatiempo para unos pocos entusiastas.
En un contexto de economía de tiempo y recursos, en un presente dominado por el “click and collect”, la elección y compra de ropa para el hogar se realiza mayoritariamente en línea, en centros comerciales y en calles de compras urbanas, que ofrecen infinitas variedades de colores y tamaños.
Sin embargo, los ajuares antiguos son la primera opción para quienes desean celebrar el saber artesanal, la riqueza de los detalles y la calidad de los materiales, características que solo se encuentran en el baúl “de la abuela”.
Encajes y puntillas: ¿siguen siendo actuales?
Gracias a una atención cada vez mayor hacia el planeta, los encajes y puntillas están experimentando un revival gracias al interés de cada vez más compradores en los temas de reutilización y segunda mano, con una consecuente revalorización de los estilos del pasado.
Pero, ¿qué delicia es disfrutar de un almuerzo dominical con el mantel “bueno”, ese con detalles en filet y bolillos que invitan a una mesa puesta elegante y cuidada? ¿Y qué elegancia sorprender a los invitados con toallas decoradas con el “puncetto” y contarles que se trata de un tipo de encaje a mano que data del siglo XVI?
En las imágenes arriba: Tríptico de cortinas en filet, Colcha matrimonial con almohadas, Sábana matrimonial con bordado.
Qué dulce contraste se puede crear colocando un rico tapete de encaje “Renacimiento” sobre una mesa moderna, creando un rincón de lectura y relajación vivo y personal. ¿Y qué perfectos quedan los manteles, las colchas y los chales hechos a ganchillo para enfatizar ambientes rústicos y shabby chic?
En las imágenes arriba: Mantelito con seis servilletas de lino, Toalla de lino bordada, Banda de filet a ganchillo.
En resumen, los ajuares antiguos son una herencia maravillosa que merece ser preservada. Con su allure romántico y el encanto atemporal típico de las más refinadas producciones artesanales, decoran los espacios modernos creando contrastes inéditos pero agradables.
