Napoleón Bonaparte ascendió al cargo de emperador el 2 de diciembre de 1804, cuando se coronó a sí mismo durante la ceremonia celebrada en la catedral de Notre-Dame en París.
Este evento culminó sus aspiraciones de poder, que ya se habían manifestado en las célebres campañas realizadas al final del siglo anterior. Las campañas de Italia y la de Egipto vieron a Napoleón como un líder vencedor, que sometió a su control los territorios donde se habían desarrollado las grandes civilizaciones del pasado, como la egipcia y el Imperio Romano.
El estilo artístico de estas gloriosas culturas fue retomado en la producción de muebles y decoraciones de estos años.
El estilo llamado Imperio tenía, de hecho, un propósito político concreto. Napoleón quería mostrarse como el digno heredero de los antiguos imperios, capaz de someter y guiar vastos territorios y poblaciones.
Por este motivo, el estilo Imperio se difundió ampliamente en Europa, no solo en los territorios directamente sometidos al dominio de Francia, sino también en los enemigos, conscientes del mensaje político que este estilo artístico transmitía.
En un primer momento, los muebles perdieron el exceso de decoración que había caracterizado la producción de los años anteriores, volviéndose más sobrios y elegantes. Las aplicaciones en bronce se redujeron y la valía de los muebles se dejó a la utilización de materiales preciosos.
El pequeño mueble protagonista de nuestro Classic Monday encaja perfectamente en esta producción, realizado en la Lombardía bajo la hegemonía napoleónica.
La línea controlada pero al mismo tiempo refinada recuerda un antiguo templo en sus arcos y un tambor militar en su forma cilíndrica. Se evocan simultáneamente la clasicidad romana y el aspecto marcial tan querido por Napoleón Bonaparte.
El mueble está chapado en pedulle de nogal, cuya veta se asemeja al acabado de la «pluma» de la caoba. Esta madera preciosa era ampliamente utilizada en Francia, pero escaseaba en Italia. Por esta razón, se intentaba suplir la falta con otras maderas que evocaran su acabado valioso. La superficie está embellecida con delgadas molduras doradas, que dinamizan y marcan los volúmenes.
Realmente notable es también la superficie de mármol verde moteado con una rara veta de Serpentinitas, probablemente un recupero del pasado, como era habitual en situaciones similares.