Confortable, envolvente y elegante: la LC4 es unIcono del Diseño con un encanto atemporal.
A cien años de su nacimiento, esta «verdadera máquina para descansar» sigue siendo muy amada y universalmente considerada la chaise longue por antonomasia.
La historia de nuestro icono es larga y tortuosa: su primera aparición data de finales de los años 20.
Le Corbusier y sus dos socios Pierre Jeanneret y Charlotte Perriand estaban diseñando los interiores de una villa cerca de París, villa Church. Para esta villa diseñaron una serie de modelos de tubos metálicos de pura inspiración racionalista, entre los cuales se encontraba la antecesora de lo que se convertiría en la famosa LC4.
Charlotte Perriand era una gran defensora de este proyecto, quería redefinir el uso del metal – entonces destinado a ambientes fríos y estériles como hospitales y oficinas – y llevarlo al cálido entorno del hogar.
No era la única en ver el potencial de este material: también Thonet, históricamente vinculada al uso de la madera curvada, en la posguerra se abrió a esta nueva forma de expresión.
En 1929 fue la Thonet Frères (sucursal francesa de Thonet) quien aceptó el desafío de producir la serie de muebles de tubos metálicos diseñados por Le Corbusier, Jeanneret y Perriand para el Salon d’Automne, serie también conocida como «Equipement intérieur de l’habitation».
Al año siguiente, comenzó oficialmente la producción a gran escala de la chaise longue bajo el nombre B306.
Probablemente los tiempos no estaban completamente maduros: esta moderna silla fue recibida con cierto desinterés. También parece que Le Corbusier, quizás de manera algo imprudente, había concedido la licencia a varios productores en toda Europa.
Esto llevó a una proliferación incontrolada de versiones del B306 (autorizadas y no autorizadas). Para complicar aún más la historia del B306, estuvo la fuga a los Estados Unidos del propietario de Thonet Frères, el judío Leopold Pilzer.
En el segundo posguerra, las perspectivas del B306 parecen más prometedoras: Pilzer cede los derechos de la chaise longue a una empresa suiza, que a su vez, en 1964, los cede a Cassina.
Es precisamente el gigante italiano quien sella su éxito, convirtiéndola en una de sus piezas más destacadas.
La LC4 está estructurada en dos partes: una base de acero pintada de negro sobre la cual descansa una cuna móvil de acero cromado. La cuna oscila gracias a su forma curva, adaptándose a la posición de mayor o menor inclinación del cuerpo. Su estabilidad se consigue por la fricción con los tubos de goma que recubren los travesaños de la base. El cojín y el reposacabezas están hechos de cuero.
Hoy en día, solo Cassina posee el contrato de licencia exclusiva de los derechos de edición a nivel mundial, firmado en 1964 por los tres diseñadores y la Fundación Le Corbusier.
Afortunadamente, es bastante sencillo reconocer las piezas originales ya que están numeradas y firmadas.
La LC4 es sin duda uno de los mayores logros de la temporada racionalista, una síntesis perfecta entre función y forma.
Refinada y armoniosa, con sus curvas afiladas e invitantes, es capaz de otorgar un aura de sensualidad y clase a cualquier ambiente.
Símbolo universal de relajación y ocio, esta chaise longue no solo es hermosa, sino también extremadamente cómoda…