Nuestro Classic Monday de hoy tiene como protagonista un escenográfico gueridón tallado, que data de finales del siglo XIX.
Si bien no es raro encontrar mesas de centro con formas plásticas, la nuestra se caracteriza por la atención a la ejecución escultórica y por una iconografía curiosamente imaginativa.
Sobre una base descansa un avestruz montado por dos putti; junto a él, un alto tallo vegetal termina en una amplia hoja que sirve de superficie.
El artista presta gran atención a la representación realista de los diferentes materiales.
La madera de alerce ha sido trabajada y tallada hábilmente para emular, por un lado, las plumas del ave, por otro, las suaves carnes de los putti, y por último, el tallo fibroso de la planta. El propio avestruz está tallado con atención a su anatomía, lo que sugiere que el artista debió haber visto al animal en vivo o, al menos, disponer de dibujos basados en observaciones directas.
Nuestra escultura se inspira en la producción veneciana que se difundió en la segunda mitad del siglo XIX en la ciudad lagunera.
El tallado escultórico en madera, muy utilizado en la realización de bases para mesas y superficies para jarrones, estaba profundamente arraigado aquí desde el siglo XVII.
Claramente derivado del barroco romano llevado a la ciudad lagunera a través de la mediación del genovés Filippo Parodi. En Venecia, este gusto tuvo un gran impacto y encontró un gran representante en el célebre ebanista Andrea Brustolon.
Este tipo de obras a menudo se caracteriza por figuras y animales exóticos, en busca de lo original y lo extravagante, como es comprensible en una ciudad marítima, acostumbrada desde siempre a comerciar con tierras y culturas lejanas.
Esta tradición se mantuvo en los siglos posteriores, y en el siglo XIX, el protagonista indiscutido fue Valentino Panciera, conocido como “Besarèl”, por el apodo de su familia. Su catálogo incluye una vasta y heterogénea producción, en la que se encuentran gueridón de los cuales nuestro ejemplar se inspira. Aparecen los moros típicos de la tradición de Brustolon, a quien Besarel debía sin duda, pero también putti y animales.
Las obras de Besarel se caracterizan por una madera más dura que nuestra alerce, más blanda y fácil de trabajar, por lo que se emplea a menudo en el tallado.
También la expresión dinámica es mayor en el arte de Besarel, donde las figuras parecen estar en movimiento perpetuo.
Así, nuestro gueridón tallado evoca esta producción, que se hizo famosa y fue muy solicitada en todas las grandes cortes europeas de la segunda mitad del siglo XIX. Se retoman elementos bien conocidos en la iconografía occidental, como los putti, pero al mismo tiempo se satisface la búsqueda de lo exótico y lo extravagante, lo cual sigue siendo muy apreciado hasta hoy.