Sabemos que están curiosos por descubrir cómo continúa la historia de las rayas en los tejidos y la vestimenta, después de haber leído la Parte 1 de esta fascinante historia. Los dejamos en la Edad Media, durante la cual las rayas se consideran en su mayoría malignas: identifican ambigüedad y exclusión social.

Con el inicio de la era moderna, poco a poco, las cosas comienzan a cambiar. Las personas de condiciones serviles y subordinadas a la clase aristocrática empiezan a vestir rayas, y esto ocurre principalmente en el ámbito doméstico. Así, las rayas comienzan a indicar una condición de inferioridad de estatus, pero no son necesariamente despectivas. Posteriormente, las rayas salen del ámbito doméstico y entran en el guardarropa de aquellos que ocupan un cargo o están al servicio de la clase aristocrática: tesoreros, halconeros, músicos, y así sucesivamente.

Un ramo adicional de este intrincado árbol que es la historia de las rayas se encuentra entre los siglos XV y XVI en Venecia: el rayado en el ámbito doméstico se convierte de alguna manera en un símbolo de lo exótico y señala, además de la condición servil, también un origen pagano. La razón de esto radica en la costumbre de la aristocracia veneciana de emplear sirvientes de origen africano y, desde esta perspectiva, las rayas, además de indicar subordinación, evocan un regreso a la naturaleza y a pueblos considerados en esa época muy alejados de la civilización.

Pero aquí viene una nueva ambigüedad de las rayas: en la era moderna comienzan a considerarse incluso valorantes. Este fenómeno se observa a partir de algunos decenios del siglo XVI y luego triunfará en la segunda mitad del siglo XVIII hasta el primer Romanticismo. Pero atención: las rayas aristocráticas son rigurosamente verticales, las horizontales mantienen su mala reputación.

Luego sigue un periodo de silencio para este patrón, debido a la Reforma Protestante, las guerras, una economía inestable y otros factores por los cuales se requiere una vestimenta más neutra, si no estricta.

Es necesario esperar la Revolución Americana para asistir a la expansión masiva de los tejidos a rayas en telas, emblemas, decoraciones y vestimenta. La imagen de la bandera estadounidense a rayas se convierte en símbolo de libertad e ideas nuevas (recordemos que la Revolución Americana es hija de la Ilustración) y todo esto despierta interés también en Europa.

En Francia, durante la Revolución, las rayas vuelven a ser relevantes y hacen su entrada oficial en el repertorio emblemático revolucionario, especialmente en lo que respecta a las telas. La vestimenta a rayas es un instrumento de propaganda y los revolucionarios incluso quisieran que todos los ciudadanos usaran un uniforme a rayas como expresión de un ideal igualitario. Los símbolos rayados de la Revolución Francesa se extienden luego desde el dominio del Estado y sus instituciones a las empresas comerciales, establecimientos privados y al deporte.

Durante los primeros años del siglo XIX, el rayado se traslada y se establece principalmente en las paredes y en los tejidos de decoración. No es que no se encuentren testimonios del rayado en los tejidos domésticos en siglos anteriores, pero en este período el fenómeno se afirma en la sociedad. La asociación entre las cortinas y las rayas ha atravesado los siglos, desde las miniaturas medievales hasta las playas de hoy. En cuanto a la moda de pintar las paredes a rayas, la explicación radica en el hecho de que en esa época las paredes eran muy bajas y las rayas verticales agrandaban ópticamente los espacios.

En este momento de la Historia, las rayas, tanto horizontales como verticales, son aceptadas, a veces elevadas a patrones de prestigio. Pero nuestras protagonistas no se contradicen, y junto a su nueva connotación positiva, siguen llevando significados también negativos. ¡Y esto hasta el día de hoy! ¿Quién no asocia, entre otras cosas, rayas y prisioneros? Sin embargo, actualmente ninguna prenda de ninguna prisión es a rayas.

No se puede evitar pensar con un nudo en el corazón en las rayas impuestas por el régimen nazi a los deportados. El rayado del uniforme de los prisioneros detrás de las rejas de sus celdas crea una imagen inquietante de jaula aislante, indestructible e infranqueable.

El último de los significados de las rayas que les contamos hoy, no del todo desconectado del anterior si lo pensamos bien, se refiere a la creencia, también originaria de la Edad Media y que ha atravesado las épocas hasta el día de hoy, de que el tejido a rayas puede ser una barrera contra los espíritus demoníacos. Y quién sabe si esta es la razón por la cual mucha parte de la ropa de noche contemporánea tiene un diseño a rayas: ¿nos protegerá de pesadillas y desgracias precisamente en el momento del día en que estamos más indefensos e ignorantes de lo que sucede a nuestro alrededor? Seguramente no existe una respuesta única, pero la explicación, al menos para nosotros, parece sensata.

Les recordamos que toda la información contenida en este artículo proviene de una fascinante lectura que tuvimos el placer de descubrir hace algún tiempo: «La tela del Diablo. Una historia de las rayas y los tejidos rayados» del historiador contemporáneo Michel Pastoureau.

En el próximo episodio del blog les presentaremos la tercera parte de este viaje todo menos lineal (permítannos la broma) de las rayas en los tejidos en la imaginación contemporánea. ¡Nos vemos!

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paola

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