El secrétaire es un tipo de mueble que nació en el siglo XVIII en Francia, pero cuya producción continuó a lo largo de todo el siglo siguiente, llegando hasta los primeros años del siglo XX.

Una verdadera evolución del mueble de caída, el secrétaire fue apreciado inicialmente por la aristocracia, mientras que durante el siglo XIX también fue adoptado por la creciente burguesía.
Aunque la burguesía disponía de considerables recursos económicos, a menudo vivía en apartamentos o viviendas mucho más pequeñas que los grandes palacios nobiliarios.
Con el cambio en los espacios, también fue necesario modificar el mobiliario.
Así, se pasó gradualmente de muebles puramente representativos a aquellos más funcionales y de dimensiones más reducidas, de modo que pudieran colocarse fácilmente en las habitaciones de las viviendas privadas.

Como sugiere el nombre, el secrétaire fue diseñado para el trabajo de oficina, el trabajo de los secretarios, precisamente.

Con una tapa o puertas abatibles, usados como soporte para la lectura y la elaboración de documentos, la característica de estos muebles es la presencia tanto de simples cajones como de verdaderos secretos, es decir, escondites camuflados con mecanismos secretos (por ejemplo, botones o palancas dentro de otros cajones).
En su interior, era posible esconder los documentos más importantes y confidenciales o, muy a menudo, objetos valiosos como joyas.

La habilidad de los ebanistas que fabricaban estos muebles radicaba precisamente en su capacidad para disimular lo máximo posible la presencia de estos escondites, ideando mecanismos cada vez más ingeniosos para acceder a los compartimentos secretos.

Si bien el uso del secrétaire estaba originalmente vinculado a razones puramente laborales, relacionadas con la realización de asuntos diplomáticos y económicos, y por lo tanto se ubicaba principalmente en los estudios, con el paso de los años también se utilizó para fines privados. No es raro encontrarlo en los dormitorios, usado como escritorio por las damas y en cuyo interior se escondían sus cartas o joyas.

Los secrétaires fueron fabricados en diferentes tipos y según varios estilos, diferenciándose tanto por la zona geográfica como por el gusto y la moda del momento. El ejemplar protagonista de nuestra cita con el Classic Monday, fue realizado en la segunda mitad del siglo XIX en Francia, en estilo Imperio Napoleón III.
Si por fuera se presenta como un mueble compacto sostenido por pies en plinto y con tres cajones, la apertura de la tapa muestra un escritorio con columnas ebanizadas, espejos y cuatro cajones con el secreto subyacente.
El estilo Imperio, nacido a principios del siglo XIX, volvió a estar de moda menos de un siglo después, apreciado por la simplicidad y elegancia de sus formas, que de alguna manera recuerdan a la arquitectura de los palacios y templos de la antigüedad clásica.